SENSIBILIZACIÓN CON EL MALTRATO EN LA TERCERA EDAD



Entre 2019 y 2030, se prevé que el número de personas de 60 años o más aumente en un 38%, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial, y este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos.

El maltrato a una persona de edad consiste en un acto o varios actos repetidos que le causan daño o sufrimiento, o también la no adopción de medidas apropiadas para evitar otros daños, cuando se tiene con dicha persona una relación de confianza. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos y puede manifestarse en forma de maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; maltrato por razones económicas o materiales; abandono; desatención; y del menoscabo grave de la dignidad y el respeto. 

El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1% y un 10%. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad.

  • Las tasas de este tipo de maltrato en las instituciones, como las residencias de ancianos y los centros de atención crónica, son elevadas: dos de cada tres trabajadores de estos centros refieren haber infligido algún tipo de maltrato en el último año.
  • Las tasas de maltrato a las personas de edad han aumentado durante la pandemia de COVID-19.
  • Estos sucesos pueden conllevar graves lesiones físicas y consecuencias psicológicas prolongadas.Se prevé que este problema aumentará en muchos países debido al rápido envejecimiento de la población.
La población mundial de mayores de 60 años se duplicará con creces, de 900 millones en 2015 a unos 2000 millones en 2050.
Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural. Por ejemplo, en algunas sociedades tradicionales se obliga a las viudas de edad a casarse de nuevo, mientras que en otras las mujeres mayores que viven solas son acusadas de practicar la brujería. Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto. Como sociedad les debemos esta protección integral y estructural para conseguir que tengan un trato digno hasta el final de sus días aunque ello signifique perseguir incluso a las familias donde se ha normalizado la infantilización de las actividades de la vida diaria, la anulación en la toma de decisiones y el trato indigno en el proceso de muerte. Todo ello por falta de formación e información pero sobre todo por falta de educación y sensibilización en la realidad que se vive cuando las sociedades llegan a ser longevas y no hay ninguna administración pública y/o privada que vele por ellas sin que haya un beneficio económico de por medio.
Nos queda mucho trabajo por delante para hacer realidad una sociedad amable con quienes sacrificaron sus vidas en pos de un futuro mejor para las nuevas generaciones. Por derecho y por dignidad y por respeto se lo debemos.

Fuente: Naciones Unidas. Organización mundial de la salud.

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